Los falansterios

Los «falansterios» de Charles Fourier

Departamento de Filosofía, Cangas de Onís

«Falansterios» frente a «work-houses». Utopía, sociedad y hábitat

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En el primer tercio del siglo XIX, el francés Charles Fourier (1782-1737) asienta varios de los principios teóricos del socialismo utópico. Tales principios caracterizarán las iniciativas socialistas del resto del siglo y, lo que es más relevante, las líneas maestras del pensamiento utópico del siglo XX, incluidas las propuestas más avanzadas y actuales para las sociedades y el hábitat del XXI.

A Fourier le toca vivir el momento más descarnado de la industrialización y el crecimiento asilvestrado del capitalismo. Quizá por ello, su acerada crítica y su reacción, acompañadas de propuestas que arrancan ya desde los puros planteamientos arquitectónicos: en los tiempos de las work-houses*, el pensador diseña “falansterios”, unidades de vida y producción idealizadas, habida cuenta de que la realidad urbana que lo envuelve comenzaba a mostrar las atmósferas irrespirables de quien piensa exclusivamente en producir y producir… a cualquier precio.

Independientemente de la ingenuidad socioeconómica que impregna sus teorías, Charles Fourier anticipa planteamientos y reivindicaciones de completa actualidad. Por ejemplo, la vinculación entre el grado de desarrollo social y la “emancipación de las mujeres”, convirtiendo su bienestar en un indicador de avance sociocultural, y arrogándose uno de los primeros empleos del término/concepto “feminismo”.

O la liberación sexual, entendida como superación del entorno represivo familiar propio de la ideología burguesa y cristiana. De acuerdo con Fourier, las «pasiones» comportan un poder de transformación extraordinario que no puede desaprovecharse, y el entorno vital, laboral y de disfrute, tan segregados en la “civilización” (Fourier entiende peyorativamente el término) urbana e industrial, han de estar alineados «armónicamente». La “pasión” es algo positivo, potencialmente creativo, no perseguible como “pecado”.

Pero donde Fourier planteó propuestas más avanzadas fue en su intento de materializar las sociedades ideales en las que pensaba: los falansterios. El término procede de la raíz “falange”, entendida como cuerpo organizado, con acción y objetivos planificados. A Fourier, cuatrocientas familias con cuatrocientas cocinas y cuatrocientas despensas le parecían un error de organización; por ello proponía la inclusión en espacios integradores de todo ese esfuerzo. Es decir, su propuesta de racionalización del hábitat se sumaba a la propuesta de una mayor eficacia productiva y habitacional, al eliminar la atomización propia de la familia y los espacios tradicionales, agravada en el tejido urbano e industrial. El contexto de los falansterios era decididamente rural, y el consumo estaba orientado por la autosuficiencia antes que por el mercado, considerado por Fourier, junto con los nuevos escenarios habitacionales, como factores de desestabilización.

La propuesta económica, tanto de partida como de beneficio, adelanta también los presupuestos de las economías colaborativas o cooperativas, pues a la sociedad de falansterio se contribuye y se recibe en función de las aportaciones en:

  • capital
  • trabajo
  • talento

FALANSTERIOS Y HÁBITAT CONTEMPORÁNEO

Y así, curiosamente, los principios teóricos inspiradores de los “falansterios”, reaparecen en el urbanismo contemporáneo como líneas directrices de un hábitat sano y sostenible, pues el componente teórico de un planteamiento es eso, teórico, literalmente “contemplador”, «visualizador” o modélico para el desarrollo de las “prácticas” constructivas, guiadas por muchos otros factores.

Sorprende volver a encontrar hoy, con el arranque del siglo XXI y en las reflexiones de urbanistas y arquitectos, algunas ideas explícitamente formuladas por Charles Fourier a principio del siglo XIX. Como complemento de este contenido, y entendiendo lo utópico como imperio de la idea, se adjuntan algunas de esas reflexiones en el documento ¿Cómo sería la metrópoli ideal?, de Isabel Valdés en el diario El País (7.10.2015), donde representantes de la arquitectura de vanguardia como Norman Foster, Zaha Hadid y Jacques Herzog, plantean la posibilidad de un hábitat ejemplar.

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Workhouse en Ripon (1855). En la actualidad aloja un museo.

*work-houses: casas-asilo para “pobres” donde, en un régimen de internado estricto, se prestaba a la población alojamiento y trabajo. Se generalizaron en la Inglaterra del siglo XIX y en el resto de Europa, como primera respuesta a la migración de los entornos rurales hacia los núcleos urbanos e industriales. Constituyen la otra cara de la moneda de un falansterio, donde la residencia y las condiciones de trabajo y vida están presididas por la idealización «humanista».

Los falansterios: actividades propuestas

  • Historia, Economía: contextualización de la época. Elaboración de un dossier y análisis comparativo sobre la «industrialización» en Francia e Inglaterra, señalando las similitudes y contrastes.
  • Filosofía: identificación de la corriente «Socialismo Utópico», identificando a sus representantes e ideas principales
  • Geografía, Economía: caracterización de un hábitat ideal en la reflexión de la arquitectura contemporánea
  • Plástica: diseño de hábitat, ejemplificaciones y modelos