Sobre estudiantes y obreros

Sobre estudiantes y obreros en Mayo del 68

Rubén Vega García

Profesor de Historia Contemporánea
Universidad de Oviedo

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En el 68 la geopolítica se organizaba de modo bipolar y en el ciclo económico el capitalismo occidental estaba en la cresta de la ola. Los jóvenes que protagonizaron la rebeldía esperaban vivir mejor que sus padres y tenían preocupaciones muy diferentes a la supervivencia, que había marcado a aquellos que habían vivido el fascismo, los genocidios y la guerra mundial. Paradójicamente, este contexto de relativo bienestar material los convirtió en muy receptivos al antiautoritarismo y a la utopía.

Los discursos y las aspiraciones del 68 son revolucionarios. El marco ideológico se mueve preferentemente en las diversas corrientes del marxismo y el horizonte que se persigue es, de un modo u otro, socialista. La violencia está presente, y en el reflujo posterior, una parte de la deriva desemboca en la lucha armada.

La voz cantante corresponde de modo ostensible a los jóvenes y, entre ellos, muy primordialmente a los estudiantes. El mayo francés ha eclipsado en cierta medida lo que sucedía a la par en los campus de universidades norteamericanas, europeas e incluso de algunos países periféricos. El malestar no se limita, en todo caso, a los estudiantes y alcanza a la juventud obrera, que está impulsando un ascenso de la conflictividad y formas de acción más participativas, con las que también desafían a sus mayores y a los aparatos de las organizaciones tradicionales.

Aún a pesar del protagonismo y la visibilidad del movimiento estudiantil, el movimiento obrero juega un papel primordial: el mayo francés no hubiera sido ni sombra de lo que fue sin la huelga general en la que estudiantes y obreros se perciben a sí mismos y son percibidos como parte de una alianza inquietante.

Buena parte del movimiento estudiantil espera que el movimiento obrero se incorpore como fuerza decisiva y se comporte de acuerdo con su misión histórica, consecuente con el destino que Marx le había marcado más de un siglo antes.

Y en ese punto de cristalización, las direcciones sindicales y el Partido Comunista Francés, sorprendido y descolocado, conducen la huelga general hacia los «Acuerdos de Grenelle«, el mejor pacto social de la historia de Francia, sólo comparable a lo conseguido tras la oleada de huelgas de 1936. Pero eso significa desactivar la coyuntura revolucionaria y un respiro para De Gaulle, estabilizando el sistema y poniendo en cuestión la voluntad revolucionaria.

En ese crisol, una parte de los activistas estudiantiles (en Francia, Italia o incluso España) se «proletarizan» y van a trabajar a las fábricas con el fin de despertar la conciencia dormida en la clase (intrínsecamente) revolucionaria. El aterrizaje resultó problemático en medio de una realidad poco estimulante.

Sin embargo, con las contradicciones a cuestas, el movimiento obrero se radicaliza en esos años y genera expresiones consejistas, asamblearias y combativas. El 68 deja toda una estela de radicalización obrera, y a pesar de las burocracias sindicales (que también se ven arrastradas a posiciones más movilizadoras), la base se vuelve más militante y combativa. En Francia, la CFDT compite por la izquierda con la CGT. En Italia, el otoño caliente del 69 crea poderosas tendencias unitarias y asamblearias. En Reino Unido crece el movimiento de los delegados de fábrica, y también en la RFA, en Canadá y en USA… e incluso en Argentina, con el «Cordobazo» de 1969, o en México, donde se advierte un movimiento obrero en auge, radicalizado.

En resumen, podría entenderse la relación entre estudiantes y obreros como un espacio más en el que se manifiesta la dimensión asamblearia de los nuevos modos de reivindicación. Las estructuras de sindicatos y partidos, en especial las secciones constituidas por cuadros dirigentes, resultan sorprendidas por sus propias bases y comienza a ensayarse en clave interna el concepto de “desborde”, de radical actualidad en la coyuntura política actual, en la que las “masas se rebelan” tanto en casa como en la calle, contra cualquier posición “establecida”.

 

Movimiento estudiantil y movimiento obrero: actividades propuestas

  • Geografía, Historia Contemporánea. Elaboración de dos mapas:
    • Registro de la incidencia progresiva de las huelgas y ocupaciones de fábricas en Francia
    • Registro de la incidencia de huelgas y movimientos estudiantiles de ámbito internacional
  • Historia Contemporánea: identificación del protagonismo sindical en Francia
  • Economía: búsqueda digital y acreditación  del documento Acuerdos de Grenelle. Análisis y estudio del documento.
  • Filosofía: identificación, autoría y contexto del concepto «Rebelión de las Masas»