La sociedad ideal en Platón

Platón. Fuente: INTEF.

La sociedad ideal en la Atenas de Platón

Texto introductorio (Niveles recomendados: 3º y 4º de Enseñanza Secundaria Obligatoria)

Conceptos: Sócrates, Platón, Sofistas, Democracia Ateniense

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Casi desde sus comienzos, cuando la Filosofía se plantea el estudio de la naturaleza humana y el ámbito social que la envuelve, comenzamos a encontrar pensadores que se preguntan cómo ha de estar constituida una sociedad perfecta.

Sócrates y Platón (siglos V y IV a.C), en plena etapa “antropológica” de la historia del pensamiento, apoyados en su reflexión sobre lo humano y en las características que nos diferencian de otros seres vivos, anticipan los valores de una sociedad “ideal”.

En “La República”, una de las numerosas obras de Platón, se concreta el primer gran intento de concebir esa sociedad ideal, estructurada en diferentes estamentos de acuerdo con la aportación de cada uno de ellos a la comunidad, pues para Platón el hombre, naciendo desigual en capacidades, ha de desarrollar en consecuencia actividades también diferentes.

Como muchos de sus contemporáneos griegos, Platón considera al ser humano un “ser social” por naturaleza, dimensión que en aquella época se asocia a la “polis”, el entorno habitual para las relaciones de las personas entre si, y también el de las instituciones. Esa dimensión social de la naturaleza humana hacía imposible entender lo humano fuera de la polis, de la ciudad, de la comunidad. Más aún, el individuo sólo puede alcanzar la perfección en el seno de esas polis o ciudades-estado.

Dos son las tesis principales de la teoría política platónica:

  1. El gobierno debe ser un arte fundado sobre el conocimiento verdadero
  2. La sociedad es una mutua satisfacción de necesidades entre sus miembros, cuyas capacidades se complementan.

En la «República», con el asunto recurrente de la justicia entre individuos y en el Estado, diseña Platón un estado ideal, una nueva ciudad en la que no pueda volver a repetirse un escándalo como el de la condena a muerte de Sócrates. Será un Estado justo que permita la formación de ciudadanos justos y, por lo tanto, felices. ¿Cómo debe estar constituido el Estado para que esto sea posible? ¿Cual debe ser la organización social?

Platón plantea una organización estratificada de la sociedad en tres grupos estrictos: productores, guardianes o guerreros y gobernantes-filósofos. La sociedad organizada de este modo se corresponde, a su vez, con la división tripartita del alma. Igual que en el alma hay tres partes, en la ciudad hay tres clases de ciudadanos, según qué parte del alma predomine en ellos por naturaleza. El cuerpo social aparece organizado así:

Productores (campesinos, artesanos y comerciantes): se ocupan de satisfacer las necesidades materiales de la sociedad. Trabajan con la materia propia del “mundo sensible” y son los más numerosos. Predomina en ellos el aspecto “concupiscible” del alma y la virtud que deben cultivar es la templanza (moderación en los placeres). Asimismo deben someterse de modo conveniente a las clases superiores.

Guardianes: su misión es la defensa de la ciudad. Representan el valor de la sociedad y están bajo las órdenes del gobernante. Predomina en ellos la parte “irascible” del alma y su virtud propia es la fortaleza o la bravura, el valor. Ellos deben vigilar los peligros no sólo del exterior sino también aquellos que procedan del interior. A los guardianes ha de dárseles una educación especial, y de ella salen, por selección, los destinados a ejercer las funciones de gobierno.

Gobernantes-filósofos: son los que dirigen la ciudad; su función es legislar y velar por el cumplimiento de las leyes, organizar la educación y administrar la ciudad. Estos saben amar a la ciudad más que los demás, cumpliendo con el celo necesario sus obligaciones y, sobre todo, conociendo y contemplando “El Bien”, la idea rectora de “bien”. En ellos predomina el alma racional. Su virtud propia es la sabiduría, la prudencia. Deben poseer el conocimiento de la Dialéctica, estrategia esencial en el acceso al mundo de las Ideas, norma de todo buen gobierno. Por ello, los gobernantes deben ser filósofos.

¿Dónde reside pues, la justicia del Estado? En que todos conozcan su posición, en que cada estrato social cumpla con la función específica que le corresponde:

  • que el gobernante gobierne con sabiduría
  • que el guerrero defienda la ciudad con valentía
  • que los artesanos desarrollen ordenadamente sus actividades

La Justicia en la vida política existirá cuando las tres clases sociales desempeñan la función que les es propia y rija la armonía entre las partes. La justicia es la virtud que ha de regir la ciudad, el Estado. Este no sólo debe cubrir las necesidades de los hombres, sino que debe hacerlos felices. Para ello Platón encomienda a los filósofos la tarea de gobernar, pues sólo ellos conocen el Mundo de las Ideas, conocen el Bien y por lo tanto, saben plasmar ese orden en la sociedad.

Esta es la teoría platónica del rey-filósofo: en el Estado justo el rey es filósofo, y los gobernantes no podrán conducirse por la ambición personal y el derecho del más fuerte -como pretendían algunos sofistas- sino que se inspiran en la contemplación de las Ideas y aspiran a la consecución del bien común.

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Nota de contexto: Platón intentó materializar su planteamiento teórico fuera de Atenas, dada la dificultad que, en su época, tenían las concepciones «aristocráticas» para imponerse sobre un demós seducido por ideales igualitaristas. El intento de plasmar en la realidad social sus teorías tuvo lugar en la corte de Siracusa, en la Magna Grecia (Sicilia actual), con cuyo «tirano» Platón mantuvo cierta relación de amistad. Su pretensión se fue al traste y el filósofo llegó a verse privado de libertad por ello. La «ciudad ideal» de Platón, geométricamente pensada incluso, nunca pudo «aterrizar» en el mundo sensible.

La sociedad ideal en Platón: actividades propuestas

  • Lengua y cultura griegas, Historia, Filosofía, Valores Éticos: identificación del contexto y concepto «Democracia Ateniense»
  • Filosofía, Valores Éticos: Sócrates y los sofistas (contraposición en la concepción de los valores)
  • Historia, Filosofía: confrontación entre valores contemporáneos (implícitos en la Declaración Universal de Derechos Humanos) e idea de «bien» en Platón